El Cóndor: habitante de las Sierras de Córdoba

Un Cóndor avistado en Villa Yacanto Además de ser un símbolo de nuestras serranías, el cóndor es el ave terrestre de mayor envergadura, por lo que su presencia tanto en el cielo como en los perfiles de las rocas es imponente.

Por esta razón vive sobre grandes laderas como las que tenemos en nuestras Sierras Pampeanas. Se distingue entre otras aves similares por el color de su plumaje, por su blanco collar y las terminaciones en abanico de sus alas, que miden abiertas casi tres metros y medio de un extremo a otro, en un ejemplar adulto.

Considerado por los pueblos oriinarios como ave sagrada, representa la fuerza, la inteligencia y exaltación, e inclusive para la cultura incaica es símbolo de inmortalidad.

En nuestras serranías se encuentran numerosos sitios arqueológicos que dan testimonio de las culturas oriinarias que habitaron nuestros valles, expresadas en morteros, conanas y pictografías. Y allí, en las pictografías atribuidas a comechingones y sanavirones suelen destacarse tres imágenes: el felino, la serpiente y el ave (cóndor), estrechamente relacionadas a lo sagrado. En este sentido, algunos pueblos del noroeste argentino sostienen aún hoy que el cóndor tiene un simbolismo muy importante: afirman que no muere nunca, que al sentirse viejo vuelve al nido desde donde renacerá. De hecho, su figura está presente en los escudos de armas de las repúblicas de Chile, Ecuador, Colombia y Bolivia.

foto condor andinoEn peligro de extinción por su bajo nivel de reproducción
El cóndor andino alcanza su madurez sexual entre los seis o siete años, formando pareja para siempre (monógamo) y empollando un huevo cada dos años. Esto lo ubica en un nivel muy bajo de reproducción, convirtiéndolo en un ave en peligro de extinción. Sin embargo es un ave muy longeva, pudiendo alcanzar los ochenta años de vida. Ademássu capacidad de vuelo es impresionante, desplazándose en grandes distancias y alcanzando los 5.000 ó 6.000 metros de altura, sobre corrientes cálidas ascendentes.

De vuelo silencioso, con prolongados planeos en grandes círculo y con movimientos constantes de cabeza, el cóndor pasea su figura por el ancho cielo, deslumbrando a quien se detenga a observarlo. Su aguda visión le permite detectar alimento a gran distancia, y que tomará cuando se encuentre absolutamente seguro de que su presa esté muerta.

Su imponente presencia en las Cumbres de Achala y las Sierras de Pocho
En nuestra zona, laderas occidentales de las Cumbres de Achala y Sierras de Pocho, los observamos muy a menudo, sobre todo al final de la estación más dura del año: el invierno. En esa época del año, cuando los vientos, la sequía y las heladas ponen en jaque la vida de los animales, sobre todo los vacunos que recorren grandes distancias en busca de pastos y aguas, ahí, cuando finalmente los más débiles caen, los primeros en llegar a la presa son los caranchos, más tarde los jotes y luego los cóndores .

Al transitar la Ruta Provincial 34, camino de las Altas Cumbres, tenemos la oportunidad de observarlos al lado mismo de la vía, por ejemplo en la Quebrada de Batán, en el Km 105, o en el nacimiento del Río Mina Clavero. Y si nos alejamos sierra adentro por senderos podremos contemplarlo en su hábitat , la Quebrada del Condorito, declarado ya Parque y Reserva Nacional en la década del 90.

lp05fo01En plena ceremonia
Terminada la época más fría, apenas comienza a “calentar el sol”, como les gusta decir a los lugareños, se lo ve al cóndor nuevamente, a veces volando a muy baja altura, buscando alimento y también reparo en las grandes piedras si la noche lo sorprende. A la mañana siguiente, cuando el calor del sol se hace sentir empieza una hermosa y prolongada ceremonia: agita sus alas, da pequeños pasos y cambia de posiciones hasta lanzarse a volar.

En sitios muy visitados por turistas, tal el caso de “Los Túneles”, en las Sierras de Pocho, los cóndores suelen volar a muy baja altura, pudiéndose observar inclusive con detalle los movimientos de su cabeza. Vuelan en círculos sobre las personas, de ladera a ladera, sobre grandes quebradas, posándose en salientes de piedras y hasta en los muros mismos, al borde del camino. Observarlos es encantador, placentero, emocionante, una experiencia única e imperdible.

Fuente: LMdiario

DaveMarcel