Una vecina de 65 años resultó herida en un paso a nivel sin barreras ni señalización adecuada, reavivando el debate sobre la negligencia en la infraestructura ferroviaria que atraviesa el corazón de nuestras ciudades.
LA FALDA. – Lo que debería ser una mañana tranquila en el centro de La Falda se convirtió, una vez más, en el escenario de un incidente que pudo ser tragedia. Una mujer de 65 años fue embestida por una formación del Tren de las Sierras en el cruce peatonal cercano a la calle Maipú, frente al ex supermercado Cordiéz. La víctima, que según testigos padece problemas de audición, fue trasladada consciente al Hospital Municipal con un golpe en la espalda.
Este hecho, lejos de ser un caso aislado o un simple descuido, es el síntoma de una enfermedad mucho más profunda: la alarmante e inaceptable falta de inversión en seguridad por parte de Trenes Argentinos en un servicio que atraviesa zonas urbanas densamente pobladas.
Crónica de un accidente anunciado
El relato es simple y se repite peligrosamente: un peatón que no advierte la llegada del tren. Pero la pregunta que debemos hacernos no es por qué la víctima no escuchó, sino por qué un servicio de transporte del siglo XXI sigue dependiendo de que una persona escuche una bocina como única medida de seguridad.
La vecina afectada no es la culpable de esta historia. La responsabilidad recae directamente sobre un sistema que normalizó la ausencia de medidas de prevención básicas. En pleno 2025, es inadmisible que los cruces a nivel del Tren de las Sierras en La Falda, y en tantas otras localidades del valle, no cuenten con barreras automáticas, señales lumínicas intermitentes o alarmas sonoras de alto alcance que alerten inequívocamente del peligro.
La negligencia como paisaje cotidiano
Mientras se celebra la expansión del servicio y la llegada del tren a nuevas localidades, parece que la inversión en seguridad quedó olvidada en el andén. ¿De qué sirve conectar pueblos si en el proceso ponemos en riesgo constante a nuestros vecinos, a nuestros hijos que van a la escuela, a nuestros mayores?
La ausencia de barreras convierte cada cruce en una ruleta rusa para automovilistas y peatones. Se confía ciegamente en la atención del ciudadano, ignorando factores tan humanos como una distracción, una discapacidad auditiva o la simple confianza de cruzar por un lugar que carece de cualquier tipo de advertencia visual o física. Esto no es un sistema de transporte seguro; es una invitación al desastre.
Una crítica constructiva: la seguridad no es un gasto, es una obligación
Desde este medio, no nos oponemos al tren. Al contrario, valoramos su función social y su potencial turístico. Sin embargo, esa valoración nos obliga a exigir que el servicio sea operado con la máxima responsabilidad.
Hacemos un llamado urgente a las autoridades de Trenes Argentinos y a los responsables políticos a nivel nacional para que tomen cartas en el asunto de manera inmediata:
- Plan de Inversión Urgente: Se necesita un relevamiento inmediato de todos los pasos a nivel del Valle de Punilla y la instalación prioritaria de barreras automáticas.
- Señalización Moderna: Implementar sistemas de señalización lumínica y sonora que sean efectivos y no dejen lugar a dudas, funcionando de manera sincronizada con la aproximación del tren.
- Campañas de Concientización: Mientras se realizan las obras, es fundamental educar a la población sobre los peligros, pero entendiendo que la educación no reemplaza a la infraestructura.
El accidente de esta mañana en La Falda no debe quedar en la anécdota de un susto. Debe ser el punto de inflexión que obligue a quienes tienen el poder de decisión a actuar. La seguridad de los habitantes de Punilla no es negociable y no puede seguir esperando.