Hoy, 13 de junio, Valle Hermoso se sumerge en una jornada que, si bien es presentada como una celebración de Fiestas Patronales en honor a San Antonio de Padua, nos invita a una reflexión más profunda sobre lo que realmente festejamos y el eco de nuestra verdadera identidad. 🎉
San Antonio de Padua: Una Figura Lejana, una Celebración Impuesta 🗓️
La fecha de hoy conmemora el fallecimiento de San Antonio de Padua en el año 1231. Este sacerdote franciscano, originario de Lisboa, se destacó por su oratoria y sus presuntos milagros en Europa. Fue canonizado rápidamente, y su figura se popularizó en el ámbito católico.
Sin embargo, cuando analizamos la historia, encontramos una gran distancia temporal y cultural. San Antonio de Padua ya había muerto más de un siglo antes de que los jesuitas y otros agentes de la expansión católica llegaran a estas tierras de América. ⚔️
Entonces, ¿qué significa realmente que hoy celebremos su día con tanto fervor? Esta festividad es un claro ejemplo de cómo el catolicismo y sus métodos de conquista impusieron sus creencias y figuras sobre las culturas preexistentes de nuestros pueblos. No fue una adopción espontánea, sino la superposición de una narrativa religiosa ajena a la cosmovisión de estas tierras.
El Legado del Despojo: Entre la Misa y el Desfile 🐎⛪
La jornada en Valle Hermoso comenzó con una misa en la Capilla de San Antonio, un templo que, como tantos otros, se erige como símbolo de una fe importada. Luego, el desfile gaucho llenó las calles, exhibiendo una tradición que, si bien es parte de nuestra historia más reciente, también surge de un mestizaje forzado tras la llegada europea.
Esta tarde, el Polideportivo Municipal se convertirá en un escenario de ballets, bandas en vivo y puestos gastronómicos y artesanales. Un despliegue de alegría y color que, sin embargo, no debería opacar la reflexión sobre su origen. Mientras bailamos y comemos, ¿somos conscientes de que celebramos una imposición?
Nuestra Verdadera Madre: La Tierra Clama por Reconocimiento 🌎🌱
Es momento de cuestionarnos. ¿Realmente estas fiestas patronales nos conectan con la esencia de nuestra tierra y de quienes la habitaron milenios antes? La respuesta es un rotundo no. La devoción a San Antonio, por más arraigada que parezca, es un mero acto religioso impuesto, un vestigio de una conquista cultural.
Frente a esta realidad, emerge con fuerza la voz de nuestra Pachamama, la Madre Tierra, la verdadera deidad de estos suelos. El 1º de agosto se alza como la fecha crucial para honrarla, para agradecerle por nutrirnos y por ser el origen de nuestra vida. Es en ella donde residen nuestras auténticas raíces, la conexión profunda y ancestral que fue brutalmente silenciada.
Valle Hermoso tiene la oportunidad de mirar más allá de las imposiciones y abrazar lo que verdaderamente nos define: nuestra tierra, nuestra historia y la sabiduría de nuestros pueblos originarios. Que esta jornada sirva como un llamado a despertar y a priorizar el respeto y la celebración de nuestras verdaderas raíces.