El proyecto de pavimentación de la Ruta E-64 es presentado como "progreso", pero esconde una herida mortal para el último gran pulmón verde del Gran Córdoba, una violación a las leyes ambientales y un insulto a nuestra memoria. Desde El Valle Digital, analizamos por qué debemos oponernos con firmeza a este ecocidio anunciado.
Nos quieren vender, una vez más, la vieja historia del "progreso" a cualquier costo. Con bombos y platillos, el gobierno de la Provincia de Córdoba anuncia una inversión millonaria para asfaltar un camino de tierra. Suena bien, ¿no? Pero la música se detiene cuando vemos el mapa: el asfalto pretende atravesar y partir en dos la Reserva Natural de la Defensa La Calera, un santuario de 12.000 hectáreas que es mucho más que un simple campo.
Es nuestro bosque. Es nuestra agua. Es nuestra historia. Y la topadora del supuesto desarrollo, una vez más, amenaza con llevárselo todo puesto.
¿Progreso o herida mortal para el último pulmón verde? 🌳💧
Seamos claros: la Reserva La Calera no es un terreno baldío. Es el área protegida más grande del Gran Córdoba y uno de los últimos refugios del bosque chaqueño serrano en una provincia que ya arrasó con el 97% de su monte nativo. Sí, leíste bien, nos queda menos del 3%. Y ahora vienen por un pedazo más.
Pero la locura no termina ahí. ¿Sabías que más del 60% del agua del Río Suquía, la canilla de la que toma agua la capital y que forma parte de nuestra cuenca, nace en esa reserva? Pavimentar, fragmentar el ecosistema y abrir la puerta a la especulación inmobiliaria es, literalmente, poner en riesgo la fábrica de agua de todos. Es un plan suicida en una provincia con crisis hídrica recurrente.
La topadora vs. la ley: un proyecto que nace ilegal ⚖️🚫
Este capricho político no solo es peligroso, sino que choca de frente contra una pared de leyes que, evidentemente, algunos funcionarios creen que son opcionales.
- Ley General del Ambiente (Nº 25.675): ¡Es la ley madre! Obliga a realizar un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) y a convocar a una Audiencia Pública antes de mover una sola piedra en un proyecto de esta magnitud. ¿Viste alguno de los dos? Nosotros tampoco. Avanzar sin ellos es autoritarismo ambiental.
- Ley de Bosques (Nº 26.331): Esta ley es un escudo. Clasifica nuestros bosques nativos en zonas rojas y amarillas, de alto y mediano valor de conservación, donde ESTÁ PROHIBIDO EL DESMONTE Y LA MODIFICACIÓN DEL USO DEL SUELO. Gran parte de la reserva encaja en estas categorías. Pavimentar es desmontar. Es, simple y sencillamente, ILEGAL.
- Leyes Provinciales (Nº 7343 y 10.208): La propia normativa de Córdoba exige estudios y prohíbe degradar el ambiente. ¿O acaso las leyes se escriben para no ser cumplidas?
Pretenden pasar por encima de todo, quizás amparándose en normativas de emergencia que son un fraude a la democracia y al derecho a un ambiente sano. No podemos permitirlo.
El asfalto no puede tapar la memoria 🕯️💔
Y si la razón ambiental y legal no fuera suficiente, hay una herida más profunda que este proyecto amenaza con pisotear. La reserva se encuentra pegada al ex centro clandestino de detención, tortura y exterminio "La Perla". Organismos de Derechos Humanos y sobrevivientes han señalado la zona como un posible lugar de enterramientos clandestinos de compañeras y compañeros desaparecidos durante la última dictadura.
Remover la tierra y echar asfalto en un sitio de memoria es una afrenta. Es la posibilidad de una segunda desaparición, borrando la evidencia y negando el derecho a la verdad y la justicia. El silencio del monte guarda un dolor que exige respeto, no topadoras.
Nuestra postura: la única opción es decir BASTA 💪🗣️
Desde ElValleDigital.com.ar lo decimos con todas las letras: nos oponemos frontalmente a este proyecto. No es "progreso", es un retroceso civilizatorio. Es sacrificar el futuro por un negocio para unos pocos.
¿A qué intereses responde realmente esta obra? ¿Por qué la urgencia de avanzar contra la ley, contra la naturaleza y contra la memoria?
La defensa de la Reserva La Calera no es una lucha de "unos pocos ambientalistas". Es la defensa de nuestra agua, de nuestro aire, de nuestro derecho a un futuro digno y del respeto por nuestro pasado. Es hora de que desde el Valle de Punilla y toda Córdoba nos levantemos y digamos, con una sola voz, que la reserva no se toca.